Riego por aspersión: como gotas de lluvia

Se trata de una estampa muy habitual; conducir por una carretera flanqueada por campos y ver cómo un gran número de chorros de agua uniformes se elevan desde el suelo para alcanzar distintas zonas del terreno cultivado. De entre todos los sistemas de irrigación, el riego por aspersión es probablemente el más importante y extendido, al menos en España. Esta modalidad logra que el agua llegue hasta las plantas de forma atomizada, como si de lluvia se tratase.

La aspersión se realiza mediante unos elementos llamados aspersores, que se encargan de dispersar sobre la cosecha el agua pulverizada en forma de gotas. Estos, habitualmente, realizan un riego circular al girar sobre su propio eje gracias a la fuerza de la presión del agua que sale de ellos. Esta presión puede regularse mediante diferentes mecanismos como el sistema de bombeo. Los aspersores han de estar conectados a un sistema de tuberías que, a su vez, comuniquen con un depósito de agua que las alimente.

Tipos de sistemas de riego por aspersión

En función de su movilidad o su automatismo, estos sistemas pueden dividirse en diferentes tipos.

En primer lugar están los sistemas fijos. Estos requieren de una muy buena planificación previa ya que, como su nombre indica, su colocación se realiza pensando en una ubicación inamovible. En este caso, las tuberías que transportan el agua suelen ir enterradas o directamente sujetadas sobre la superficie del campo. El único elemento que sobresale en el plano vertical es el vástago sobre el que se encaja el aspersor.

Otro tipo de sistema de riego por aspersión es el semifijo, cuya característica principal es la posibilidad de desplazamiento de un lugar a otro mediante un desmontaje rápido y generalmente sencillo de la instalación. El desplazamiento de este sistema ha de llevarlo a cabo el propio operario, ya sea de manera manual o mecanizada.

Por último están los sistemas de aspersión mecanizados, que se definen por su capacidad para moverse a través del terreno cultivado mediante motores eléctricos u otros tipos de sistemas, hidráulicos o mecánicos. Este tipo de estructuras son más caras que las primeras, pero cuentan con la gran ventaja de automatizar el proceso de riego. Los pivotes de riego o los carros de desplazamientos son algunos de los más frecuentes.


riego por aspersión

¿Qué se necesita para instalar un sistema de riego por aspersión?

La inversión inicial que requiere poner en marcha este tipo de mecanismos es ligeramente superior a la de otros sistemas de riego. Independientemente de las características propias de cada instalación, existen una serie de elementos comunes.


  • Una red de tuberías.

  • Un sistema de bombeo compatible con la red de tuberías.

  • Un depósito de agua conectado a todo lo anterior.

  • Aspersores por donde saldrá proyectada el agua.

  • Elementos de control y regulación.

Ventajas e inconvenientes

Los sistemas de riego por aspersión cuentan con una serie de ventajas como un menor consumo de agua en comparación con otros métodos como la irrigación por inundación. Estos, además, son perfectamente adaptables a terrenos irregulares y su funcionamiento implica un bajo coste en mano de obra. En cuanto a su funcionamiento, la pulverización del agua resulta correcta y homogénea siempre que no se exponga a niveles de aire considerables. La aspersión, además, permite ajustar la potencia y la orientación del agua y así esta puede proyectarse a grandes distancias. Dependiendo del modelo que se utilice, el trabajo puede automatizarse en mayor o menor nivel. Otra ventaja indiscutible es que la pulverización del agua reduce la presión del impacto sobre las plantas y, en consecuencia, el daño que estas reciben con el contacto.

Por supuesto, también pueden señalarse algunos inconvenientes como su alto coste de instalación, la necesidad de un buen estudio previo de colocación de los alimentos para evitar la pérdida de agua o que, al humedecer toda la superficie de la planta, existe un mayor riesgo de que estas enfermen. Por último, aunque ya se ha señalado que su gasto de agua es menor que el de otros sistemas como la inundación, conviene señalar que es mayor que el de otros métodos como el realizado por goteo.

El riego por aspersión es, en definitiva, un método de irrigación que debe su buena fama a la eficiencia que conlleva su buena aplicación. Sin embargo, requiere de una elevada inversión inicial y de una buena planificación si lo que se busca es amortizar el gasto.


Imagen principal: Fronteras Desk.

Imagen central: Damien Goodyear.

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