Los tractores Lanz Bulldog y el oro nazi

Si entre los lectores hay algún chileno que viese la televisión pública de su país durante la noche del doce de marzo de 2006, es posible que fuese testigo de un curioso reportaje periodístico que hablaba, ni más ni menos, sobre el famoso oro nazi y la posibilidad de que parte de este estuviese oculto en Chile bajo la forma de piezas de tractores Lanz importados desde Alemania en los años 50. Si nadie de los presentes fue testigo de esa emisión y quiere saber de qué va todo esto, recomendamos continuar leyendo esta llamativa historia.

Breve historia del oro nazi

Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas alemanas saquearon los bancos centrales de varios de los países que invadieron. Toda esta fortuna, sumada a lo que pudieron acopiarse del patrimonio de algunas familias judías, fue cargada en largos convoyes de camiones y custodiada en Berlín. Es lo que se dio a conocer como el oro nazi. Una vez finalizado el conflicto, se invirtieron muchos esfuerzos en dar con un botín tan preciado y del que nadie parecía conocer su paradero exacto. Las especulaciones fueron variadas. Algunos piensan que una gran cantidad de ese oro fue a parar a manos de determinadas instituciones que ayudaron a salir del mapa a gerifaltes nazis. Otros, en cambio, tienen la firme convicción de que el preciado metal se encuentra en el fondo de algún lago. Como decíamos, existen toda clase de teorías. Pero hay una que viene a tono con lo que hoy queremos contar y que habla de la posibilidad de que una gran cantidad del oro nazi se encuentre oculto entre las piezas de varias series de tractores Lanz.

De Alemania a Chile

Muchos de estos tractores, del modelo Lanz Bulldog, fueron importados a Latinoamérica desde Alemania durante los años cincuenta del siglo XX. De acuerdo a esta versión de los hechos, algunas de sus piezas estarían confeccionadas con el oro que los nazis arrebataron a varias naciones europeas. Los vehículos, por supuesto, estarían distinguidos con números de serie localizables para poder seguirles el rastro y recuperarlos más adelante. La veracidad de esta historia no ha sido nunca demostrada al cien por cien, pero en 2006 adquirió tintes de realidad cuando el programa de televisión chileno La Semana emitió un reportaje en el que no solamente levantaba la liebre, también hablaba sobre la posibilidad de que hubiese alguien tras el oro.


Lanz

Tras la pista de un Lanz Bulldog

Parece ser que entre la década de los noventa del siglo XX y los primeros años de la siguiente centuria, el sur de Chile fue el destino elegido por dos hermanos alemanes de apellido Tisch que, acompañados al menos por un tercer hombre, buscaban y compraban tractores Lanz Bulldog antiguos. Los vehículos por los que se interesaban eran de los modelos fabricados a partir de 1942, precisamente esos que tanto se exportaron desde Europa tras la guerra. Todo aquel que les preguntaba por la razón de sus pesquisas recibía la misma respuesta: los tractores iban a ser parte de un museo. Sin embargo, parece ser que un descuido de uno de los Tisch hizo volar las primeras sospechas sobre el objetivo real de su aventura chilena.

Durante los años que esta pequeña camarilla germana dedicó a recorrer tierras chilenas, se hicieron con un buen número de Lanz Bulldog. Según cuenta un mecánico que colaboró con ellos sin conocer nunca sus supuestas verdaderas intenciones, los alemanes compraban los tractores por cantidades que rozaban los quinientos pesos. Este mecánico asegura que les facilitó el rastro de al menos una docena. Por norma general, los tractores se encontraban en completo desuso y no eran más que chatarra que decoraba el exterior de granjas, por lo es de suponer que la oferta económica de los Tisch resultase siempre bien recibida por sus legítimos dueños.

Como se ha mencionado más arriba, la completa veracidad de esta historia nunca ha sido afirmada. Sin embargo, sea como sea, nunca está de más conocer la curiosa relación entre estos modelos de tractor y el enigma sobre uno de los más grandes tesoros perdidos del siglo XX.


Imagen principal de Acid Pix.

Imagen central de Thomas Haeusler.

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