¿Por qué hay que proteger a las abejas?

A estas alturas del debate, debería quedar poca gente que no sea consciente del importante papel que las abejas tienen en la prosperidad de la agricultura a nivel mundial. Durante los últimos años se ha hablado mucho sobre este tema; de los peligros que amenazan a esta especie de insectos y de la necesidad de establecer medidas de protección que garanticen su supervivencia a largo plazo. Poco a poco comienzan a verse avances al respecto. El debate sobre las abejas se ha colado en determinadas esferas de la Unión Europea y los primeros pasos hacia su protección son ya una evidencia. No obstante, y a pesar de algunos pequeños logros y una creciente concienciación social, todavía queda mucho trabajo por hacer.

El papel de las abejas en la agricultura

Todas las primaveras, millones de abejas salen de sus colmenas y visitan millones de flores para recoger el néctar que les servirá de alimento durante el resto del año. Durante este proceso, pequeños granos de polen se adhieren a sus cuerpos y estos son trasladados de flor en flor provocando el fenómeno de la polinización, del que las abejas son uno de los principales agentes. Esta polinización garantiza la buena salud de la agricultura y la continuidad de la producción de alimentos. Las abejas, de esta manera, favorecen que las plantas continúen produciendo semillas y frutos.

El trabajo de los animales polinizadores como las abejas está directamente relacionado con la salud de las cosechas. Actualmente es una grandísima proporción de los cultivos mundiales los que dependen de la presencia activa de estas especies. En el caso concreto de las abejas, los beneficios que estas aportan por medio de la polinización son enormemente superiores a los que se obtienen de la explotación directa de las colmenas.

¿A qué se enfrentan las abejas hoy en día?

Actualmente, la comunidad agrícola mundial se enfrenta al serio problema de un despoblamiento exponencial entre las abejas. Este hecho ha favorecido el desarrollo de un activo movimiento social que aboga por una mayor presencia de medidas legales que contribuyan a su protección. En muchos casos, las acciones humanas son las causantes de este descenso poblacional. En otras ocasiones es consecuencia de la aparición de patógenos o depredadores que, por otra parte, no se habrían extendido tanto con un mejor control de flujo de plagas y enfermedades.

Entre las diferentes amenazas a las que tienen que enfrentarse las abejas en estos días podemos citar las siguientes.

  • El cambio climático. Las modificaciones en el natural desarrollo de las estaciones provocan un menor periodo de polinización y, en consecuencia, una menor capacidad para recoger alimento que deriva en una mayor mortalidad entre las colmenas de abejas.

  • La presencia de patógenos nuevos y ya conocidos. Entre los principales agentes dañinos aparecen algunos como la nosema ceranae, los virus de las alas deformadas y de las realeras negras o los ácaros de tipo varroa.

  • Parásitos y depredadores como el escarabajo de la colmena y el avispón africano (vespa velutina), que atacan las colmenas y se alimentan de las propias abejas o de sus larvas, la miel y el polen. Estas especies suelen ser de tipo invasor, no autóctonas.

  • Intoxicación por la aplicación masiva de insecticidas u otros productos químicos. En este sentido, los neonicotenoides aparecen como una de las principales causas de mortandad. Sus efectos y la conveniencia de su regulación son la clave de tensos debates durante estos días.

  • Otras causas como la generalización del monocultivo o la creciente deforestación de algunas zonas también afectan negativamente al desarrollo de comunidades de abejas a lo largo de todo el mundo.

A modo de conclusión

Las abejas se enfrentan al gran reto de asegurar su supervivencia a largo plazo. El importante papel que estas desarrollan en la agricultura las hace imprescindibles para todos aquellos que nos dedicamos a esta labor, ya sea manejando un tractor o fabricando recambios agrícolas. Establecer leyes y normas orientadas a su protección parece ahora más urgente que nunca. Pero no solo se trata de eso, la responsabilidad de proteger a estos animales también depende de cada uno de nosotros y de las pequeñas acciones que podamos realizar pensando en su bienestar.

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