Las certificaciones agroalimentarias desempeñan un papel clave en la producción y comercialización de alimentos en España. Su principal papel es avalar que los productos han sido elaborados de acuerdo a unos estándares de calidad, sostenibilidad, seguridad y origen definidos. A su vez, constituyen una herramienta de transparencia frente al consumidor y un factor de competitividad para las empresas del sector agroalimentario.
En España, las certificaciones agroalimentarias pueden ser de carácter público o privado y abarcan distintos aspectos como el respeto al medio ambiente, el cumplimiento de normas higiénico-sanitarias o el reconocimiento del origen geográfico. La obtención de estas certificaciones requiere auditorías, controles periódicos y el cumplimiento estricto de los requisitos definidos por cada uno de los sistemas.
Denominación de Origen Protegida (DOP) e Indicación Geográfica Protegida (IGP). Las certificaciones agroalimentarias más reconocidas
Las certificaciones DOP e IGP reconocen la vinculación de un producto con una región geográfica concreta. En la DOP, tanto la producción como la transformación y elaboración deben llevarse a cabo en esa zona. Mientras, la IGP solamente exige que una de estas fases tenga lugar en el área indicada.
Ambas figuras son reconocidas por la Unión Europea y están reguladas en España por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), así como por los consejos reguladores de cada denominación. Productos como el queso manchego, el jamón de Jabugo, el ternasco de Aragón o el arroz de Valencia son buenos ejemplos de estas certificaciones agroalimentarias.
Certificación Ecológica
La certificación ecológica garantiza que los alimentos han sido producidos sin el uso de productos químicos de síntesis, respetando los ciclos naturales y fomentando la biodiversidad. En España, esta certificación está regulada por el Reglamento (UE) 2018/848 y es concedida por organismos de control autorizados por las comunidades autónomas.
Los productos ecológicos se identifican con el logotipo europeo de la hoja verde y, en muchos casos, con sellos autonómicos complementarios. La producción ecológica ha experimentado un crecimiento notable en las últimas décadas hasta consolidarse como una de las certificaciones agroalimentarias con mayor proyección.

GlobalG.A.P.
GlobalG.A.P. (Good Agricultural Practices) es una certificación privada de alcance internacional que garantiza las buenas prácticas en explotaciones agrarias. Abarca aspectos como la trazabilidad, el uso responsable de fitosanitarios, la seguridad alimentaria, la salud laboral y la gestión medioambiental.
En España, numerosos productores hortofrutícolas cuentan con esta certificación para facilitar la exportación y el acceso a cadenas de distribución que la exigen como requisito. Aunque no está directamente dirigida al consumidor final, es una de las certificaciones agroalimentarias más implantadas a nivel profesional.
ISO 22000. Una de las principales certificaciones agroalimentarias
La norma ISO 22000 certifica sistemas de gestión de la inocuidad alimentaria y puede aplicarse a cualquier organización de la cadena agroalimentaria. Esta certificación acredita que una empresa ha implementado controles adecuados para prevenir riesgos sanitarios en sus procesos de producción, transformación y distribución de alimentos.
Se trata de una norma reconocida a nivel internacional. En España, su implantación es gestionada por entidades certificadoras acreditadas por ENAC (Entidad Nacional de Acreditación). La ISO 22000 aporta seguridad jurídica y confianza tanto a distribuidores como a consumidores.
Certificación de Bienestar Animal
Cada vez más presente en el mercado, esta certificación avala que los animales de producción han sido criados en condiciones adecuadas, respetando parámetros como la alimentación, el alojamiento, la salud o el comportamiento natural. Existen varios esquemas de certificación de bienestar animal en España, como el sello Welfair, desarrollado por el IRTA y Neiker.
Aunque no es obligatoria, esta es una de las certificaciones agroalimentarias que más valor añadido genera para los productos cárnicos y lácteos, especialmente en canales de venta diferenciados.
Certificación de Producción Integrada
La producción integrada combina técnicas de agricultura convencional y ecológica, con el objetivo de optimizar los recursos naturales y reducir al mínimo el impacto ambiental. Esta certificación es otorgada por las comunidades autónomas y está regulada por normativas específicas según cada cultivo.
El distintivo de producción integrada permite a los agricultores demostrar su compromiso con una agricultura más sostenible y controlada, especialmente en sectores como el hortofrutícola.
En conjunto, las certificaciones agroalimentarias en España constituyen una herramienta fundamental para asegurar la calidad, el origen y la sostenibilidad de los productos del campo. Su adopción no solo beneficia a los consumidores, que acceden a alimentos más seguros y trazables, sino que también fortalece la posición de los productores en mercados cada vez más exigentes y globalizados.
Imagen principal de Lisa Pinehill.
Imagen central de Lazy Fri13th.